POR FIN SE ENCONTRÓ EL REMEDIO PARA
ELIMINAR LA CORRUPCIÓN POLÍTICA
La
corrupción política es la apropiación malvada de los recursos que le pertenecen
la ciudadanía. Es un hecho repudiable ya que sin méritos y por medios
deshonestos manchan la sagrada función del servicio público. En los últimos
días, la ciudadanía, hemos visto, un tanto perplejos, los escándalos de
corrupción, presentados públicamente como un hecho repudiable, pero a la
ciudadanía ya no le sorprende demasiado, y eso es lo lamentable y preocupante,
la ciudadanía ya no se sorprende porque sabe con certeza que no es el primero
ni será el último, yo mismo, sin ser parte de la institución pública, he
conocido algunos casos de corrupción, en alguno de ellos me propuse a
denunciar, pero luego me contaron que el director de la misma institución
estaba involucrado en esos hechos, entonces me quedó claro que la corrupción es la polilla que deteriora los sagrados recursos
públicos en las instituciones de todo el aparato estatal. Seguramente habrá
gente honesta que no la dirige, no se beneficia y que está en contra de la
corrupción, ellos/as son la base con la que la ciudadanía iniciemos la
construcción de una Nueva Sociedad donde la participación ciudadana y la transparencia
sea el denominador común.
Una
primera conclusión a la que he llegado es que la corrupción no se puede ni se
va a eliminar desde el mismo Estado, afirmo esto básicamente por dos razones:
primero, si el Estado pudiera eliminar la corrupción de sus estructuras ya lo
hubiera hecho, pues ha tenido tiempo y recursos suficientes y segundo porque
operativamente es imposible que pueda cubrir todos los miles y quizá millones
de manejos de recursos públicos, tendría que tener por lo menos un equipo de
gente honesta detrás de cada manejo de recursos y eso es imposible.
Entonces
si está comprobado que lo que se hace desde el Estado no soluciona este
terrible mal de la corrupción política, entonces hay que plantear alternativas.
Luego de varios análisis con amigos/as he llegado a concluir que la corrupción
se eliminará de las esferas del Estado, únicamente y para siempre, con la
participación ciudadana y verdaderas políticas de transparencia.
Participación ciudadana.-
La participación ciudadana
se debe empezar a entender, no como una intromisión de la ciudadanía en la
función pública sino como algo lógico y normal, si las instituciones públicas
pertenecen a la ciudadanía, la ciudadanía, propietaria de las mismas, a más de
conocer en detalle de lo que allí sucede, debe participar, como dicen la
Constitución y las leyes, “de manera
protagónica”, es decir, participación de todos, participación en todo y
participación todo el tiempo.
Para
que la participación ciudadana sea efectiva necesita que la ciudadanía
comprenda y asuma de una vez por todas, el sentido de pertenencia de lo público,
lo público es de todos/as y nos pertenece por lo tanto es responsabilidad de
todos/as. Existe una equivocada aceptación o resignación social, de que lo
público es nuestra propiedad, que la hemos dado en arriendo para que usufructúen
indefinidamente y a su gusto los administradores de turno, hay que entender que
no es así, lo público es de todos y quienes están allí, mediante el voto
popular o mediante designación de estos, son los empleados responsables de
hacer que estas instituciones nos presten los diferentes servicios de manera
eficaz y eficiente para construir un estado de bienestar para todos/as.
Para
que esto sea posible es necesario que en la ciudadanía tengamos objetivos
comunes y capacidad organizativa, con la creación de espacios definidos de
deliberación e intercambio permanente, también la madurez suficiente para
construir un nuevo momento de la historia.
Transparencia.- Uno de los principios que deben regir
la administración pública es la transparencia, lo mismo que en la participación
ciudadana, debe haber transparencia de todo, transparencia de todos/as y
transparencia todo el tiempo. La corrupción no es posible en plena luz del día
y ante la mirada de toda la gente, ese mal solo se hace a las escondidas de la
gente, pero si se implementa políticas de transparencia entonces la corrupción
no tendrá espacio. Si a un ladrón le ponemos a administrar mil dólares y le
decimos que administre bien y nos olvidamos, seguramente que cuando volvamos a
pedir cuentas no le encontraremos ni al ladrón ni el dinero; si a ese mismo
ladón le damos a administrar los mil dólares y le decimos: aquí se maneja todo
con transparencia, pero además existen seiscientas quince millones de
ecuatorianos mirándote todo el tiempo, entonces imposible que se nos robe los
mil dólares.
Finalmente,
para reflexionar, el fracaso en una institución privada es básicamente porque
existe un solo dueño y no se alcanza para controlar toda la empresa; mientras
que el fracaso y corrupción en la función pública es que todos los dueños
abandonaron el control de su propiedad y en algunos casos con administradores irresponsables
que han convertido a las instituciones públicas en tierra de nadie. La falta de
control permite la corrupción.
En
síntesis podemos decir que la corrupción es un mal que afecta la convivencia
social. El Estado no ha podido controlar la corrupción que afecta a sus
instituciones. Este mal social solo se soluciona con control de los dueños
interesados en hacer que funcione bien y con políticas de transparencia. La
ciudadanía no debe seguir acostumbrándose a que ese terrible mal se vea como
algo normal. AMIGOS/AS MANOS A LA OBRA.
Rodrigo Lozano
participacionmachala@gmail.com
cel. 0991646479