Capacitación en el cantón Huaquillas
A
medida que las fuerzas que moviliza el gran capital van asfixiando a los
pueblos, surgen posturas incoherentes que comienzan a fortalecerse al explotar
ese malestar canalizándolo hacia falsos culpables. En la base de estos
neofascismos está una profunda negación de los valores humanos. También en
ciertas corrientes ecologistas desviatorias se apuesta en primer término a la
naturaleza en lugar del hombre. Ya no predican que el desastre ecológico es
desastre, justamente, porque hace peligrar a la humanidad sino porque el ser
humano ha atentado contra la naturaleza. Según algunas de estas corrientes, el
ser humano está contaminado y por ello contamina a la naturaleza. Mejor sería,
para ellos, que la medicina no hubiera tenido éxito en el combate con las
enfermedades y en el alargamiento de la vida. “La Tierra primero”, gritan
histéricamente, recordando las proclamas del nazismo. Desde allí a la
discriminación de culturas que contaminan, de extranjeros que ensucian y
polucionan, hay un corto paso. Estas corrientes se inscriben también en el
anti-humanismo porque en el fondo desprecian al ser humano. Sus mentores se
desprecian a sí mismos, reflejando las tendencias nihilistas y suicidas a la
moda.
Una
franja importante de gente perceptiva también adhiere al ecologismo porque
entiende la gravedad del problema que este denuncia. Pero si ese ecologismo
toma el carácter humanista que corresponde, orientará la lucha hacia los
promotores de la catástrofe, a saber: el gran capital y la cadena de industrias
y empresas destructivas, parientes próximas del complejo militar-industrial.
Antes de preocuparse por las focas se ocupará del hambre, el hacinamiento, la
mortinatalidad, las enfermedades y los déficits sanitarios y habitacionales en
muchas partes del mundo. Y destacará la desocupación, la explotación, el
racismo, la discriminación y la intolerancia, en el mundo tecnológicamente
avanzado. Mundo que, por otra parte, está creando los desequilibrios ecológicos
en aras de su crecimiento irracional.
No
es necesario extenderse demasiado en la consideración de las derechas como
instrumentos políticos del Anti-humanismo. En ellas la mala fe llega a niveles
tan altos que, periódicamente, se publicitan como representantes del
“Humanismo”. En esa dirección, no ha faltado tampoco la astuta clerigalla que
ha pretendido teorizar sobre la base de un ridículo “Humanismo Teocéntrico” (?).
Esa gente, inventora de guerras religiosas e inquisiciones; esa gente que fue
verdugo de los padres históricos del humanismo occidental, se ha arrogado las
virtudes de sus víctimas llegando inclusive a “perdonar los desvíos” de
aquellos humanistas históricos. Tan enorme es la mala fe y el bandolerismo en
la apropiación de las palabras que los representantes del Anti-humanismo han
intentado cubrirse con el nombre de “humanistas”.
Sería
imposible inventariar los recursos, instrumentos, formas y expresiones de que
dispone el Anti-humanismo. En todo caso esclarecer sobre sus tendencias más
solapadas contribuirá a que muchos humanistas espontáneos o ingenuos revisen
sus concepciones y el significado de su práctica social.
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